domingo, julio 29, 2007

Mi nombre en clave es Miriam.

Tres, éramos tres. Nos encontramos en aquella esquina y fuimos al lugar donde siempre llegábamos tarde y esta vez la suerte estuvo de nuestro lado. La gente estaba ahí, tratando de existir, hablando de sus problemas, mirando de reojo, escuchando las conversaciones ajenas, así también nosotros. Él en la charla, sin estar. Sújetos tácitos todo el tiempo, comida de a uno, de a dos, con cinco con mil, todos compartiendo aquella mesa de cuatro pero de cien. Sufrimiento pero hablando bajo, no vaya a ser que alguien escuche y con la suerte que nos acompaña sepa, y sepa él y sepan todos y todo de nuevo sea un problema. Y cuándo lo ves? -nunca. No quiero, no quiero saber nada de nada. Basta. No, basta nada. Dejá, no le digás nada, no ves que siempre hace lo mismo?
Este lugar es parecido al que fuimos la otra vez. Es el mismo lugar. Dejá las drogas. Dame dos fernets. No, no vamos a ir, me llamo Miriam. En serio, Miriam, como maestra de escuela. Dejame en paz, estamos esperando a alguien, que no llega, que no llega. No le voy a decir que no venga, está viniendo. Ok, sí.. llamame que no te voy a contestar. Dejá de mirar mi celular con amor, ya veo que me lo querés afanar desde hace rato. 12 años te doy. A vos 15. Yo? cincuenta y ocho. Miriam, cincuenta y ocho, maestra de grado, soltera, vivo en Chacarita con mi vieja, me duele la muela y salgo a bares de noche. El lunes voy a la escuela a dar clases, no, es verdad, estamos en vacaciones, no importa, voy igual a baldear que seguro hay polvo, además de maestra soy serena, sí, una persona serena que no le gustan los problemas, no me des mil vueltas. Me cansé, me fui, me subí a un taxi, me bajé y me subí a un auto. Ok, te compro puchos, dejame de molestar, ok, chicles también. Pero a dormir, ni se te ocurra nada más. Sólo dormir y dejame de joder que me tengo que levantar temprano y tengo que trabajar, sí un domingo, el deber me llama, dormite, me hacés cosquillas, son las seis de la mañana y no tomé el antibiótico.
El martes probablemente tenga que ir a Belgrano a verlo y a quedarme boquiabierta acostada mientras me urga (qué palabra rara, le faltaría una H en mi mundo, en El Mundo de Miriam, Miriam Maestra de grado, 52 años, soltera, sin hijos, vivo con mi vieja)
Urgarme. Y a veces duele, pero es necesario.
Odio los dentistas.

4 comentarios:

Maxi Vittor dijo...

Odio las muelas.

Te faltó esa frase, al final de todo.

Roberto Bernasconi dijo...

a los dentistas les cabe la urgación.

maida maida dijo...

where are you, honey?
such a long time...

ANIMADOR/ILUSTRADOR dijo...

2,5.
0,5 extra en caso de favores sexuales para con el jurado