domingo, julio 15, 2007

Quería entrar por La Puerta Grande

La puerta grande estaba cerrada. -sic

Saltó la tapia.

Cruzó al frente donde sus padres le decían que no vaya, que era un "basural" pero má sí, qué basural ni qué basural, era una jungla, era mejor dicho LA jungla, la selva donde todos los días se encontraba con sus amigos y amigas y planeaban nuevas redadas.

Ya con siete años, Pedro Octavio había llegado a ser la cabeza de su pandilla, les gustaba llamarse los bici voladores, y no justamente porque tenían bicicletas, pero sí porque de volar, volaban con alquitrán, con poxiran, con aspirinetas, rivotril, con cualquier sustancia o pastilla que viniese en una cajita blanca llena de letras celestes. Fruto de esto, teníamos a Robertito, adicto a la novalgina, siempre con su petaca en el bolsillo, Francisquito, adicto a los antibióticos, se creía el hombre (niño) invencible, siempre iba al frente de batalla, recibía los tiros, los cachetazos y los coscorrones, y no lloraba nunca; a Paula, adicta al gamezane (sí, no es un remedio, pero bueno, es una adicta) Con todo se pegaban unos viajes de aquellos y se dejaban perder en la selva, salían corriendo y gritando cosas delirantes que sus padres creían, por supuesto, eran parte de algún juego nuevo, así iban teniendo las aventuras más exóticas. Cuentan entre ellos y ya dudan de si es leyenda, cuando a Luz María la picó una serpiente en una pata, y sin embargo le gustó.

Pedro Octavio junta a sus compadritos a las 3 de la tarde, cuando todos duermen la siesta en el pasaje Raúl Galán al 3800. Planean, esta vez, una estacada a lo grande, hace ya un tiempo que los suministros de titas y rodhesias se han acabado, ni hablar de los paraguitas y demases; sólo tienen frutas porque el viejo Román, de la verduleía está medio ciego y robarle no es muy complicado, incluso lo han hecho los mellizos juntos, y solos, como para no pensar que es pava la tarea.

El objetivo del día es la Refinor de la vuelta. Saben bien quién está en la caja y conocen bien a todos los empleados. El señuelo es Luquitas, que tan características son sus preguntas (vive “volando”) tiene que pasar en bicicleta y “caer” justo donde están las sillas, llorar bien fuerte y esperar a que todos se acerquen a ver, digamos.. armar un gran escándalo. Ahí entran todos los demás disfrazados de enanos de Santa Cló y llevarse todo en las medias, todo inclusive el dinero (la parte más importante para Pedro Octavio, está juntando para comprarse una comodote 64)

Yo te pago 20 escudos, y no discutamos más.

Fueron las palabras de la cajera.


(Foto: Pedro Octavio Rojas en su 7mo cumpleaños, año 1990)

6 comentarios:

maida maida dijo...

(nunca sé dónde me ves y dónde no me ves. propongo un foro).

- ahora sí - what? competencia? dailema? mi gotten! era solo un ¿comentario?, una ¿charla?, una ¿extensión de algún dato?...me gusta ¿hablar?, ¿mucho?.
no te hagas la cabeza; suelo ser más idiota de lo que parece, mujer.
y sé que va en normal. todo bien.

peace & good, como me obligaban a decir en el colegio.

Mostra dijo...

Sí, give peace a chance.

maida maida dijo...

bueno bueno, ya ta. todo bien, mostro. ambos dos malentendidos.
creo que va a bajar la paz a juntar firmas para que no la invoquemos más.

"Give Peace a Chance and Give Lennon a Brake about it." estaaaaaaa bieeeeen.

Geor - dijo...

pasaba, muy buen blog!

Anónimo dijo...

argh! suelo dar tantas vueltas para todo como para un nombre -por lo de fruto bruto. igual, creo que esta vez tuvo un poco que ver la innovación tecnológica que me hace estar siempre un par de pasos detrás (o atrás) de cuasi tutto le mundo. espero pueda superar el inconveniente, ya que su visita es siempre pazvenida, je je.

esteee, es ud facultativa? de chusma, nomás.

Roberto Bernasconi dijo...

Bueno, lo reconozco, tengo un problema con la novalgina.