Hace un tiempo me bajaba del subte para ir al trabajo y vi una librería por la que siempre pasaba en colectivo o en auto pero jamás había entrado, entonces caminé y me metí de una. Le pregunté creo, antes que nada, si tenía Los vagabundos del Dharma, no, no lo tenía.
Resulta que el librero resultó ser el librero beat, capo en lo suyo, sabe muchísimo del tema. Nos quedamos hablando largo rato sobre Kerouac, etc, y terminamos debatiendo quién de los dos tenía la mejor edición de Las mil y una noches.
Me terminé comprando aquella vez dos libros, y me fui contentísima, prometí volver y dar detalles sobre mi edición pronto para terminar de ver cuál era la mejor. (meticuloso el librero beat, quería saber hasta quién lo había traducido y comentado)
En fin, qué bueno encontrarlo al librero beat en mi vida.
Hoy volví, a buscar no sé qué, creo que nada preciso.. Cuando entré al local, él salió del fondo y nos sonreímos, me preguntó cómo andaba, le dije que bien, hablamos pavadas, y le dije "mandé una corresponsal y me regaló un libro de tu librería" y me dijo "sí, las cartas de amor de Allen a Neal" y yo me sonreí. El librero beat se acordaba de mi. Seguimos charlando y hablamos de nuevo sobre las mil y una noches, le dije "Aguilar" y me dijo "de qué año?" y le dije "ahhhh.. no lo sé.. me parece que he de traerte los libros!!!" y se rió. Es tan bueno y tan sabio que hay días que no lo puedo creer. Gurú bibliotecario.
Hablamos un poco de mi trabajo y me quejé, me contó su experiencia a los veintitantos en busca de la libertad económica, "lo odiaba" me dijo, refiriéndose a su trabajo de entonces "lo odiaba, pero fue lo que me ayudó a crecer también, ahí aprendí muchas cosas que ahora recién lo veo"
Le dije que quería "flores negras o algo así" de Boris Vian, y me dijo que no lo tenía, le conté que iba a empezar con otro pero que al final que no, que me dijeron que empiece con tal y refunfuñó, se quejó y dijo "por qué no? es lo más fácil de leer"
Le conté de mi proyecto, le encantó, me felicitó y pidió copias.
Me fui con el arrancacorazones en el subte, llorando de la risa cuando en la escena hace la aparición finalmente, luego de tan escuchada la historia, la Culoblanco.
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