jueves, enero 05, 2006

Y si me muero hoy

Las cosas ya se las repartieron entre mis amigas/os y hermano. Así que mucho no queda.

Pongamos música, algo raro que lo escuché en lugares insólitos en estos quince días: Creedence Clearwater Revival: "rolling on the river".

Todo empieza atrás de un carrito de supermercado (changuito que le dicen), en el hiper Libertad. Lo empujo y veo que quien lo está llenando de a poco con cosas todas amarillas es mi prima Ger. Me rio por algo que dijo y seguimos, rodeando las góndolas como maravilladas por todo lo que hay. De fondo se escucha "willy wonka.. willy wonka.." pero no hay oompa loompas dando vuelta ni nada. Llegamos a la caja y no nos llevamos nada de lo que compramos.
Nos subimos a un avión, maneja ella. Me pregunta si quiero llegar al aeropuerto andando o volando. Miro hacia afuera y un escalofrio me recorre los brazos, la neblina no deja ver más allá de diez metros, es espesa y muy blanca, prendo las luces del avión. Le digo que mejor andemos por la ciudad porque hay muchos edificios y ya me veo estrellada, me contesta que ok.
Vamos por la calle salta, por fin se transforma en avenida. Los autos pasan al lado nuestro pero como si nada, nadie se asombra de ver un avión en la calle, y eso que vamos rápido. Doblamos por la Avda. Sarmiento y me dice "aquí puedo despegar", le digo que no porque hay muchos arboles a los costados y aunque no se vea, cada tanto un edificio. Ya llegamos a la "autopista" (no puedo admitir que sea una de verdad) que nos lleva al aeropuerto. La neblina sigue estando y ahora no son autos los que nos cruzan sino gente. Un grupo de gente que juega al futbol casi se cruza y la pisamos con las ruedas del avión, sin embargo Ger no dice nada y yo tengo la mano derecha sobre una suerte de volante o algo así, y en la izquierda, un modelo en miniatura del avión en el que estoy subida.
"Despego?" mejor no. Empieza a aparecer un gran edificio en el medio de la ruta, todo de ladrillos a la vista pero muy adornado. "La catedral gótica" qué?, sí eso era, como una enorme pared en el medio de la calle, que debía tener como cincuenta metros de alto, escalaba al cielo ornamental con puertas de madera negra llenas de detalles labrados, tallados, aplicados. Y dos picaportes de metal o cromo o lo que fuere, un poco herrumbrados, pero del tamaño de mi brazo cada uno.
Me bajo del avión con el modelo en chico en la mano y atraviezo una de las puertas laterales, hay una escalinata del otro lado, un jardín japonés y gente paseando al estilo victoriano. Me pregunto dónde diablos estoy si esto ya debería ser La Banda del Rio Salí. La gente conversa y yo todavía no he bajado ni un escalón. Pongo el avion en escala en el piso al lado de mi pie, y lo empujo para que baje las escaleras. Trastabillea se da vuelta y termina abajo pero en buena posición, corro como un niño y lo agarro de nuevo.
Ger me dice que no va a poder pasar por las puertas con el avión (modelo natural) y que nos vemos directamente en el aeropuerto.

Ya no sé qué pensar.

No hay comentarios.: