No van más que cinco días y es como si nunca me hubiese ido. Hay cosas que creo jamás pueden cambiar. Hoy fui a buscar a un amigo y a una amiga, y cuando estábamos por la calle hablando de vaya uno a saber qué me vino una sensación de cotidianeidad y les dije "siento que cada vez que vengo es como que siempre estuve aquí" y me quedé pensando en eso, en como hay personas con las que uno no puede jamás perder el vínculo, todo eso hasta que dije "qué hago en este carril?" -es que aquí ya se hace doble mano "ah, me colgué"..
En fin, en estos días aproveché para vaciarme un poco la cabeza, bueno, hasta donde se puede. Retomé o traté de hacerlo, viejas rutinas con las que pasaba los días en Tucumán.
Las tardes en lo de la Euge, hablando de la vida, escuchando jazz, tomando un té.
-querés galletas de salvado con queso? "y dale". Y la Euge que le pone poco queso y yo que le pongo el doble. Se larga a llover y nos quedamos en la galería casi saguan (cómo se escribirá eso?!) viendo cómo baila el agua en el aire y se muere en el piso casi colonial de esa parte de su casa.
"Te acordás de amadooorrr chak chak?" Y rompemos en risa. En un momento de nuestras vidas todo terminaba en or y un sonido similar a las castañuelas, quizás algún zapateo transeunte y una mirada rara de uno que nos pasaba al lado.
Las vueltas a lo de mi abuela que vivía en diagonal, cantando canciones de los beatles, la comida judía, las empanaditas de queso y huevoooooo (qué placer).
Es como si me hubiese ido hace veinte años, todo está tan cambiado.
Los días de llamar a Agus y decirle de ir a tomar algo "dale", salir por ahí, sentarnos en cualquier lugar, ni siquiera hablar quizás, sólo la compañía de alguien que te entiende, de un amigo.
Qué se yo. Lo más raro de tuculandia debe de ser eso, el sentimiento de la cotidianeidad.
Es muy raro ver todo como desde afuera. Es muy lindo escuchar la tonada bien bien. Hay dias que siento que se me va un poco y eso me da un poco de verguenza, de una manera u otra es perder la identidad, unirse a un todo compuesto por muchos iguales. Yo quiero ser yo un todo compuesta por muchos diferentes.
Como que la vida debiera ser un conjunto de historia que se suceden dentro de un mismo ser, una misma bolsa viviente, que respira y que las hace existir.
Y llegan los momentos de partir, y todavía faltan diez días.
Qué se yo qué pasa con Tucumán. Tiene un no se qué que no sé quoi. Es el asfalto caliente, es el aire pesado, es el cielo que se te cae encima, o son esas montañas. Ay dios, pienso en las montañas y se me cierra el pecho y los ojos se me llenan de lágrimas. Ese verde, esa selva.
Uf, basta de esta enfermedad autoinmune. Basta del amor.
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