Chopin, nada más y nada menos.
Se me ocurre que la gente va por la vida procurándose herramientas para un mejor engaño, para una mejor gambeta ante un problema, un giro de cintura, rebote, gol, y así.
Las cuestiones se van sucediendo, y ni nos vamos dando cuenta, sólo sabemos que van a seguir viniendo y que luego nos percataremos de que existieron aún sin nuestro permiso, aún dejándonos un legado ilegítimo en el alma.
Porque caminar por ahí y pensar, es lo más sano que se puede hacer.
Porque hay dias que me dan ganas de desaparecer de la faz de la tierra y salir volando y no ver nada ni a nadie, y sin embargo me encuentro con todos y no quiero estar, pero tengo que hacerlo, y vuelvo en mi, a ver de nuevo todo lo que queda por hacer. Entonces es ahí cuando decido levantarme y caminar, y salir por ahí a pensar, porque es lo más sano que puedo hacer hoy en dia.
Y si vuelvo a poner esta sonata de nuevo me dan ganas de llorar.
Porque, el amor existe en realidad? cómo puede existir tal devoción? tal locura? tal encuentro? cómo puede ser todo tan perfecto como está escrito en ningún lado? cómo puede la vida seguir engañándonos con ese utópico amor? como si el amor fuese la razón de vida y no así el encuentro con las personas, como si de pronto encuentro quiera decir amor y la palabra misma "amor" deje de sonar tan pesada y tan incompleta, y deje para siempre su misterio, y de pronto respirar es mucho más simple que antes, y no hay heridas ni ganas de herir.
La pongo de nuevo, qué dolor.
(Seguramente leer esto sin música es como comer un sanguche sin nada, es decir: es decir nomás, así que recomiendo: nocturno en E mayor).
Piensen.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario