viernes, noviembre 09, 2018

Noviembre 8

Otra vez. Otra vez la misma situación adonde no puedo decir lo que pienso o quiero, otra vez esa acusación de que yo acuso, otra vez el desplante y otra vez la reacción de cero a cien de enojo.

Estoy cansada, cuántas veces se puede vivir lo mismo? Qué fácil es callar a una persona diciéndole que siempre hace algo mal, y ese algo malo, es ya un sinónimo de tantas otras situaciones similares que pasaron que ese algo es ya un freno, un bloqueo. Por qué? Entonces cuál es la solución? Si hablar no se puede, entonces qué? No decir nada? No sé qué hacer, en momentos como estos me pregunto, qué estoy haciendo en mi vida? No sólo todo tiene un aura negativa, sino que no se puede decir nada fuera de libreto porque rapidamente todo se desvirtúa. Las remadas contra corriente cada vez me cuestan más.
Qué desazón, qué tristeza me da todo esto.

A veces las cosas que me dicen me generan de que todo lo que digo está mal. A veces sólo me queda escuchar, una y otra vez relatos que se fusionan entre sí, que no me interesan, que estoy forzada a escucharlos y a fingir que hay algo ahí que me mueve. Realmente, estoy haciendo lo que quiero de mi vida?

Cómo estas situaciones despiertan estas sensaciones, estos miedos. Estoy siempre dormida? Me está llevando la corriente.


Cuando era más joven la idea de una rutina me revolvía el estómago, quería cosas nuevas, quería ser sorprendida, quería conocer cosas, lugares, gente. Hoy me miro en el espejo y ese fuego está apagado, adónde está ese fuego? Me entristece pensar que ya no voy a ser nunca ese ser libre. Estoy sumergida y atrapada por una rutina, estoy viviendo mi miedo y mi nausea, estoy aquí. Presente, ausente.

1 comentario:

Tito... dijo...

Esta mostra siempre me interpela.