lunes, junio 25, 2007

Religión

No estoy pensando en nada ultimamente.
Nada que pueda ser más interesante que un cronograma del día. Nada de nada.
Sólo cuando me ducho pasan cosas, pero después me acuerdo donde estoy, o donde tengo que estar. Me amargo, me aflijo. Duermo mal. Me duele la espalda y afuera sale el sol.
Está sucediendo creo. Estoy perdiendo la capacidad de asombro, estoy pervirtiendo mi cabeza a tal punto que todo se está volviendo llano, demasiado Sartreano este momento de mi vida, de nuevo esa desolación de la soledad, saudade dirían, tristeza diría yo.
Una de las cosas habladas en la clase de Nejibe Bordón, profesora de filosofía, fue eso. Que los niños tenían capacidad de asombro y los grandes la iban perdiendo.

Es una perversión mental.

Y yo? yo no soy nadie.

Dudo de haber nacido, dudo de haber mirado tantas veces todo, dudo de ser un ser humano. Me parece que ya he muerto tantas veces que todo me resulta conocido, como vivir un santiamén y morir y renacer y así. Vivir en un eterno deja vu. Me da terrible envidia la gente que cree en algo, que ya no se preocupa por nada más porque las respuestas ya las tienen, como diría W.A., he querido creer en Dios, pero no lo logro hacer. A mi también me gusta saber que lo que veo está ahí. Me da miedo la oscuridad y la gente muy melosa me pone de mal humor.

Ya no sé si creo en el hollywoodense amor, o si creo en el amor en sí. Creo solamente en el amor de padres a hijos y no así de hijos a padres, sino de hijos a sus propios hijos. La gente no se ama, no se ama nunca, la gente se tiene aprecio y dependencia y la mezcla en medidas justas es lo que llamamos amor. El amor es un concepto. Uno de esos conceptos ininteligibles que andan dando vueltas. Como si fuésemos todos los que estamos en la caverna de espaldas a la luz y vemos una sombra que se proyecta y decidimos nombrarla así.
Es simplemente una idea de, no es un hecho, es una idea.

Sin embargo existe la pasión. Pero puede ser nociva. La pasión en la vida es lo mejor que me puede pasar, me apasiona lo que hago, no me apasiona lo que hago. No más que eso. Blanco o negro.

Ese nombre, todos se llaman igual, es mi karma, ese nombre es mi karma. Es la cruz que tengo que llevar, ese nombre es como una espiga entrando por debajo de mi uña, molesto.


4 comentarios:

maida maida dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
maida maida dijo...

recordóseme este párrafo de "anatomía humana" de Chernov.

"De noche la buscaba para tener relaciones, `nunca cogimos tanto como en esa época. Juan estaba hecho un sátiro´ [...] Ella lo aceptaba de todas maneras. `Yo sabía que él no estaba conmigo pero, de todas maneras, ¿no hacemos todos lo mismo? Tomamos al otro por motivos egoístas, a veces confesos, otras totalmente secretos. Amar no significa comunicarse, entenderse...más bien por el contrario, cuando funciona, es un estado de mutua fascinación´."

en algo hay que creer, it seems to me.

maida maida dijo...

"El amor así como se lo imagina una, no existe, por lo menos yo pasé el estado de mutua satisfacción (o era admiración.. qué más da) y luego no pasa naranja, o uno se acostumbra o se va a la perinola."

creo que, entrando en campos necios, puedo decir que me quedo con la segunda opción que me brindás. detesto la costumbre aunque quizá amemos por costumbre. detesto la costumbre aunque quizá amemos por costumbre. pero la costumbre encierra la no elección, y eso no me gusta.
un placer, eh!

Anónimo dijo...

como para terminar, ya, no?
cuando hablaba de "campos necios" me refería a mi no capacidad, bastante común, de hacer oído sordo a ideas que me pueden llegar a tentar, jaja.
me divierte mucho leerte.
adeus.